"Hola, paleta de colores"


No he podido evitarlo, porque es un poco paleto (en el mejor de los sentidos, el más agradable, tierno y enloquecedor que se le pueda dar), porque adoro los colores, porque me gusta hacer que pinto, que escribo, que vivo... Me ayuda a sentirme viva. Empezar con una conversación sin sentido alguno y acabar el uno en la cama del otro. Imaginármelo a mi lado, su roce y su sonrisa, me estremece. Pero tengo miedo a que sea por aquello a lo que venía temiendo desde hace más de un año: sentirme sola. Hasta ahora no se había dado, ahora no lo tengo tan claro. 

Puede que sea la impotencia que vivo día a día sentada frente a mi ordenador, pasando sueño, desgastando mis segundos, ignorando lo que sucede realemente aquí mismo, ahora y en cada instante que expiro. Me gustaba mi vida, me gustaba mi pereza, mi desorden y el mundo en el que sabía que vivía pero que no me preocupaba de una forma tan drástica y agobiante. Me supera. Quiero abararlo todo, pero me duele la rabadilla de no moverme.

"No te equivocas, 
siempre tienes mis colores preferidos."